Alberto Chaile
Un pueblo rural, un administrador de campos con un pasado que creía olvidado, un perro que aparece muerto de la peor manera, un forastero asesinado que carga un arma de guerra y papeles que hablan de un pasado que en Cañadón Blanco nadie conoce; disparan el derrotero de una historia en la que, la búsqueda de la verdad debe atravesar un tamiz conformado por las pasiones personales, las paranoias, el aislamiento climático, la falta de medios y la particular manera de funcionar de los pueblos.
Si algo se desprende de la lectura es la mirada atenta y enriquecedora de un autor que en todo momento desliza caminos posibles de dignidad, compromiso y redención.
Es un verdadero hallazgo fechar el cuento en mayo del 2036, sin dotarlo de rasgos futuristas ni de ciencia ficción.