La FLIA de Río Gallegos fue una experiencia muy positiva, que nos sorprendió gratamente a todos. Vemos en nuestras ciudades muchos espacios baldíos y lo cultural no escapa a ello; lo novedoso, si hablamos de la FLIA, es que se pudo ver cómo un colectivo de jóvenes tomó la decisión de ocupar uno de esos espacios y ofrecerlo para que aquellos que tenemos algo para mostrar, lo hagamos. Y todo ello con un alto grado de organización y una muy sana cuota de espontaneidad, lo que le aportó al encuentro frescura y un color que no es muy común encontrar en eventos literarios.
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