Fui
desalojado
de la carne
por mi esqueleto
(harto complicado
por la artrosis),
no tenía nombre
que contar
ni ojos de puma
para correr primaveras
con chulengos,
ni pampa galopada
ni noche mineral
ni sed de socavón.
Me creció entonces
el ayer
como la cara
profunda del mar,
viajero loco
lleno de tristezas
en la orilla del ocaso
donde debo detenerme
agrio de lentos regresos…