Ha nevado.
La serpiente del río busca el mar
reptando sigilosa
entre mesetas grises
que sólo pudo haber pintado
el pincel de los siglos sin memoria.
El viento cincela remolinos traidores
bruñendo cada piedra el río se desliza
como brazo infinito
como monstruo aplastado
como sueño incoloro
que el desierto transita.
Nubes de lana sucia se inclinan respetuosas
el sencillo color del azogue
vomita indiferencias….
El párpado pesado de la bruma helada
despierta, y la conciencia
del río se sacude en las aguas heladas
en el cauce
en el viento
revolviendo la incierta
conciencia del tiempo.
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