Cuando nieva en el Sur se calla el viento Cuando nieva en el Sur la tierra late Cuando nieva en el Sur, como un tormento el silencio en el aire se debate.
Nieva en el Sur y todo se hace puro,
los niños ríen, el agua se adormece;
las gaviotas bailan en el claroscuro
duendecillos blancos en el aire crecen.
Los copos sin nombre danzan en el día
y a veces se mueren bajo un pie de niño,
que brinca en la nieve con esa alegría
que sólo conoce su almita de armiño.
Más tarde la nieve se queda dormida
y es de plata y luna la tierra que besa;
es la antigua diosa, triunfante y rendida
que trae del invierno su blanca cereza.
El sol palidece, es candil remoto
que mira paciente la danza inconclusa;
el silencio a veces como un cristal roto
se quiebra ante el canto de la antigua musa.
De pronto los niños dan vida a la nieve
y nacen muñecos con alma de frío;
la fuerza impulsora que todo lo mueve
hará que se muera, sin ver el estío.
Héctor Rodolfo Peña – Astillas de luz y frío
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